Fitz Roy - Chaltén 3445 m.
Su Historia
Primera Ascención
Otras ascenciones
Primeras 10 ascenciones
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Su historia...
El explorador español
Don Antonio Viedma, luego de fundar el puerto de San Julián, parte en 1872 a una misión
donde se le había encargado el reconocimiento de las vías fluviales de la Patagonia.
Sale desde la costa y se adentra en el continente. Guiado por los indios Tehuelches
remonta el curso del río Chalia pasando por un lugar que estos llamaban Quesanexes
(Piedra Clavada). Llega al gran lago que ahora lleva su nombre y se dirige hacia el
noroeste, donde divisa la montaña. Viedma lo relata así: "En el fondo de la
ensenada hay dos piedras con forma de torres, una más alta que la otra, cuyas puntas muy
agudas sobrepasan en altura a todas sus vecinas y los indios les llaman Chaltén ",
que en su lengua quiere decir montaña que humea (volcán), debido a las grandes nubes que
lo rodean. Viedma hace referencia a una segunda montaña que pudo haber sido el Cerro
Torre o la Aguja Poincenot.
En 1834 el bergantín "Beagle"
transporta una expedición inglesa que tenía por objeto investigar las tierras
patagónicas. Esta es comandada por Robert Fitz Roy quien junto a Charles Darwin (que
realizaba un viaje destinado a avalar su teoría de la evolución de las especies), se
interna con tres pequeños botes y 18 marineros en el río Santa Cruz. Su objetivo era
llegar al actual lago Argentino, pero deben regresar después de 300 kilómetros, punto en
el cual logran observar la montaña que luego llevaría su nombre.
Al perito Francisco Moreno se le
encarga en 1877 la tarea de determinar los límites entre Argentina y Chile. Acompañaba a
Moreno el subteniente Carlos Moyano. Ambos remontan el río Santa Cruz en una pequeña
lancha y el 14 de febrero llegan a un gran lago al que bautizan con el nombre de Lago
Argentino. Recorren la margen norte y con caballos llegan el 2 de febrero al lago Viedma.
Luego se internan en el valle del Río de las Vueltas en donde quedan asombrados por la
imagen dominante del cerro Chaltén. En este viaje Moreno rebautiza al Chaltén con el
nombre de Volcán Fitz Roy en honor al gran almirante ingles, esto lo hace debido a que
los indios Tehuelches también aplicaban este nombre a otras montañas. En 1884 Carlos
Moyano luego de observar minuciosamente al Chaltén llega a la conclusión de que este no
es un volcán, esto lo confirmaría en 1902 el geólogo Rodolfo Hautal.
La primer escalada en la zona data
de 1916, cuando una expedición de la Sociedad Científica Alemana llega a la zona.
Participaban en ella Lutz Witte, Frit Kuhn y Alfredo Kolliker. Con la idea de llegar hasta
el Pacífico, se internan en el valle del río Túnel, atraviesan el 'Paso del Viento' y
llegan al Hielo Continental. En esta expedición escalan el cerro Huemul el 23 de febrero.
El padre misionero Alberto
María de Agostini, autor del libro Andes Patagónicos, fue uno de los grandes
exploradores de los Andes Australes. Incursionó en la zona en varias oportunidades.
Exploró el oeste del Lago Viedma, las cuencas hídricas del cerro Fitz Roy y realizó la
primera ascensión a uno de los cerros más altos de la Patagonia, el San Lorenzo (3706m).
En 1932 organizó una pequeña expedición junto con guías italianos, la cual en febrero,
escalaría el Cerro Eléctrico.
Una expedición liderada por el
Conde Aldo Bonacossa parte de Italia en 1937. Titta Gilberti, Leo Dubosc y Ettore
Castiglioni, se dirigen por la vertiente este hacia la pared sur. Escalan un gran canalón
y llegan hasta el característico neve de la pared sureste llamado Silla de los Franceses,
donde deben regresar debido a las grandes dificultades que ofrecía la vertical pared sur.
Este gran canalón es conocido hoy en día como Brecha de Los Italianos y es el primer
obstáculo a superar para acceder a las vías más clásicas del cerro. Se conoce a este
como el primer intento de escalar el cerro Fitz Roy.
En 1947 Juan Zechner oriundo de
Austria y residente en Argentina explora la zona. Al año siguiente organiza la primera
expedición Argentina. Junto con Mario Bertone y Nestor Gianolli en los meses de enero y
febrero realizan una gran tarea de reconocimiento. Ingresan por el valle del Torre y se
ubican en las cercanías de una pequeña caída de agua, lugar conocido ahora como
Campamento Maestri. Prueban escalar la montaña por la pared suroeste, lo hacen por tres
distintos canalones pero deben regresar debido al constante peligro que generaba la caída
de grandes bloques de hielo. También se adentraron hacia el final del Filo del Hombre
Sentado, buscando un acceso al valle del Río Eléctrico. En la misma expedición ingresan
por este valle, y atravesando un glaciar lateral se encaminan hacia el Fitz Roy. Llegan a
la base de la gran pared norte, pero debido al mal clima reinante y al fin de los días
disponibles, regresan al campamento base en la estancia Madsen y dan por terminada su
expedición.
Zechner regresa en enero 1949 con
Roberto Matzi, Guzzi Lantschner y Rodolfo Dangli. Antes de trasladarse al valle del Cerro
Torre se dirigen a la ruta intentada por el conde Bonacossa en 1936. Alcanzan el paso
Superior donde observan la brecha de los Italianos y la vertical pared sudeste,
considerando las altas dificultades se retiran. Luego se dirijen hacia el valle del Cerro
Torre y se establecen en el campamento Maestri. Desde aquí buscarían un acceso a la
escondida canaleta de la faz noroeste. Ingresan por el Glaciar Torre e intentan superar el
Filo del Hombre Sentado. Sin éxito en esta tarea y con grandes ansias de exploración
escalan el Cerro Polone y observando al cerro Fitz Roy divisan una gran canaleta que parte
desde el glaciar hacia la cumbre que sería por la cual años después subirían J. L.
Fonrouge y C. Comesaña.
Primera ascensión del cerro Fitz Roy
La primera ascensión fue
realizada por una fuerte y organizada expedición francesa. Los detalles de esta los
podemos encontrar en una de las grandes obras literarias de montaña "Asalto al
Fitz Roy" de Louis Depasse 1953.
En 1951 la expedición toma forma y se realizan grandes preparativos. Por un lado en
Francia, un grupo de amantes de la escalada libre y asiduos visitantes de Fontainebleau
comienzan a organizarse. El equipo se conforma por Jacques Poincenot, Guido Magnone, Marc
Azema, Rene Ferlet, Louis Lliboutry, Louis Depasse, George Strouve y Lionel Terray "La
locomotora de los Alpes".
Por otro lado, en Argentina, el
ingeniero francés Louis Depasse fue el encargado de realizar todos los trámites
pertinentes y de conseguir la información y el apoyo necesario. Al grupo se uniría un
enamorado del Aconcagua, el teniente Francisco Ibañez, cumpliendo la tarea de oficial de
enlace.
En diciembre llega al puerto de
Buenos Aires el resto de la expedición. Mantienen una amistosa reunión con el presidente
de Argentina, el General Perón que les brinda todo su apoyo. Arriban a Santa Cruz y
comienzan el último tramo hacia el Fitz Roy. Una vez en la zona se alojan en la estancia
del pionero Andreas Madsen. Durante este viaje, Jacques Poincenot pierde la vida al cruzar
el río Fitz Roy. En este suceso la historia escrita difiere de la que se transmite de
boca en boca, que cuenta que Poincenot, encantado de una bella estanciera, habría caído
en las manos de un furioso esposo. Sus compañeros bautizan con su nombre a la aguja que
está a la izquierda del cerro Fitz Roy.
Luego de acampar en la estancia de
Madsen, con la ayuda de sus caballos, llevan una gran cantidad de materiales e instalan el
campamento base en "Río Blanco". Posteriormente comienzan la ardua tarea de
hacer los transportes y armar los campamentos de altura. Instalan tres, el primero en el
Paso Superior, el segundo en la base de la brecha y el tercero en La Silla. Durante la
primer noche en el Paso Superior un temporal les destruye la carpa, dando cuenta del
soberbio poder del viento patagónico. Con este acontecimiento notan la conveniencia de
construir cuevas en el hielo. Mientras Azema y Terray construyen un iglú en La Silla, el
viento se va haciendo notar. Para cuando terminan el trabajo, éste se comporta como un
líquido que corre a toda velocidad y que al chocar contra la montaña produce truenos
ensordecedores. Era tan fuerte que las cuerdas flotaban horizontalmente por lo que
debieron lastrarlas con piedras para poder rapelar.
Finalmente el 22 de enero Terray y
Magnone atacan por primera vez la pared. Con clavos y cuñas de madera (que todavía se
pueden observar) escalan el primer largo, que corre por una difícil y vertical fisura. El
fuerte viento los amedrenta y vuelven desilusionados, Terray diría "Solo hemos
escalado 25 metros en una pared de 700..".
Después de varios días de
descanso y de reponer energías, el 30 de enero se organiza la primer salida general con
destino a la Silla. El amanecer alli se presentó con viento y nubes, recién a las 10 de
la mañana el sol apareció tímidamente entre la niebla. Terray y Magnone aprovechan el
día y escalan 120 metros que dejarían fijados para su próximo intento.
El primero de febrero comienza el
ataque final. El alba es clara, una vez más arman y rearman sus mochilas tratando de
lograr el menor peso posible. Parten a las 7hs. En cuatro horas suben los 120 metros que
ya habían preparado. Luego la pared les opone todo tipo de obstáculos: grandes rocas
sueltas, fisuras con hielo, techos, diedros, canaletas impracticables, etc. Pero poco a
poco, merced a todo el esfuerzo y la valentía, logran avanzar tanto en artificial como en
libre. Ascienden por rampas diagonales tratando siempre de buscar la menor dificultad. Por
la tarde, llegan a una repisa situada a la derecha de un pequeño nevé de forma irregular
denominado La Araña, en recuerdo a uno semejante en la pared norte del Eiger, en
esta repisa pasarían la noche.
A continuación del vivac, se
ponen nuevamente en acción, trepando por las lajas en dirección a La Araña y al filo
sudeste. Repentinamente, el clima cambia, se aproximan las nubes y las dificultades no
ceden, el cansancio se hace notar, y surge el miedo de quedar atrapados en la tormenta.
Ante este panorama, Terray da por concluído el ascenso. Pero Magnone, más joven y audaz,
presiente que la cumbre está cerca y que deben continuar. Luego de discutir, Terray le
propone escalar dos horas más. Magnone debe aprovechar esta oportunidad o el Fitz se les
irá de las manos. Escala metros y metros sin poner seguro alguno, atraviesa los
obstáculos dando todo de sí mismo. Terray debe esforzarse para seguirle el ritmo, por lo
que queda admirado y lo compara con su gran compañero Louis Lachenal "..Es digno
de un Lachenal de los grandes días.." .
Una a una las dificultades van
siendo supradas, y la cordada avanza en forma lenta pero contínua. Pronto se topan con
una gran laja que es surcada por una larga fisura, la cual inevitablemente deberá ser
franqueada para poder lograr la cumbre. Guido, el especialista de la escalada artificial,
toma la delantera. Realiza varios intentos, observa su cinturón y se da cuenta de la
falta de clavos, se lo comunica a Terray quien recuerda un as de corazón que utilizó
para abrir una lata de sardinas durante el vivac. Guido prueba y por arte de magia el
clavo está hecho a la medida. Después de este crucial momento, sobrepasan un pequeño
resalte que los deposita en el filo terminal.
Entusiasmados suben velozmente los
últimos 250 metros y a las 16:40hs se dan un gran abrazo en la cumbre, el Fitz Roy ha
sido vencido. Luego dejan un mosquetón Cassin en un hueco eólico, preciado trofeo para
los próximos escaladores, y en medio del temporal comienza el veloz pero metódico
descenso.
Terray en su autobiografía "Los
conquistadores de lo inservible" diría: "...Una gran ascensión es más
que la suma de sus largos...". La lejanía del Fitz Roy, la imposibilidad de
recibir ayuda, el mal clima, la nieve y los fuertes e incesantes vientos, harían que esta
ascensión fuera la que más lo exigio tanto física como mentalmente.
Otras ascenciones:
En el ambiente de los escaladores
la primera y segunda ascensión de una montaña no son los únicos hechos significativos
de esta sino que existen otros hechos importantes que despiertan el interés como por
ejemplo: la primera ascensión solitaria, la primera invernal, la primera mujer etc..
Primeras en orden cronológico:
Primeras 10 ascenciones
1 | 2 de febrero de 1952. | Guido Magnone y Lionel Terray, | Vía Francesa |
2 | 16 de enero de 1965. | José Luis Fonrouge y Carlos Comesaña, | Supercanaleta |
3 | 20 de diciembre de 1968 | Miembros de la expedición Californiana | Vía Californiana |
4 | 11 de diciembre de 1972 | Miembros de la expedición Inglesa | Vía Inglesa |
5 | Enero de 1975 | Ernst V. Allen, Paul V. Kanel y Hans P. Traschel | Vía Californiana |
6 | 23 de febrero de 1976 | Casimiro Ferrari y Vitorio Meles | Vía Ragni |
7 | 9 de diciembre de 1976 | Ruedi Homberger, Rene Mayor y Paul Mugli | Vía Californiana |
8 | 28 de enero de 1977 | Jean Afanassief y Mike Weiss | Supercanaleta |
9 | 28 de febrero de 1977 | Alan Burgess, Adrián Burgess y Dave Chesmond | Vía Californiana |
10 | 1 de enero de 1978 | Bruno de Dona, Guido Pagani y Pietro Perrod | Vía Californiana |