Cerro Torre, 3102m.
Primeros intentos, 1950
Pared Norte, Maestri - Egger, 1959
Filo Sudeste, Primeros Intentos
Los Lequeses 1969
Via del Compresor 1970
Via Ragni, Pared Oeste 1974
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Primeros intentos, 1950
Desde 1936 circulaban entre los escaladores europeos fotos y descripciones del Cerro Torre. Alberto María de Agostini decía del cerro: "Formidables paredes de granito talladas verticalmente sobre el glaciar". y otra frase que muestra la impresión que causó esta montaña es de Lionel Terray (primer escalador junto a Guido Magnone del Cerro Fitz Roy), quien dijo "Por fin existe un cerro por el cual vale la pena arriesgar la vida". Estas descripciones, más la idea que se fue formando de que era una montaña imposible de escalar, desataron en Europa ambiciones de escalarlo.
Cesarino Fava, italiano
residente en Argentina, fue uno de los pocos escaladores, además de los integrantes de la
expedición francesa al cerro Fitz Roy del 52', que había visto al Cerro Torre y sus
grandes paredes.
Fava perdió todos los dedos de sus pies en 1950 durante un rescate en el Aconcagua. Así
y todo Cesarino, impresionado por la belleza y magnitud de la montaña, ansiaba escalarla.
Necesitaba un compañero y a sus oídos había llegado la fama de "la araña de
los Dolomitas" (sobrenombre por el cuál se conocía a Maestri en Italia), a
quien sin conocer, consideró como el más indicado para acometer la empresa de escalarlo.
Cesarino envió una carta a esta dirección "La araña de los Dolomitas".
Trento, Italia. Esta llegó a las manos de Cesare Maestri, quien empieza a organizar una
expedición a la Patagonia al mando de Bruno Detassis.
En la comunidad italiana, la
ascensión de los franceses al cerro Fitz Roy había despertado gran interés por la
Patagonia. Por esto también, Walter Bonatti y Carlo Mauri planean intentar la escalada al
Cerro Torre, casualmente, la misma temporada.
El grupo de las Dolomitas (del cual formaba parte Maestri), y el grupo "Ragni di
Lecco" (Bonatti, Mauri), si bien viven en la misma región, han mantenido una
rivalidad de años.
La expedición de Bonatti fue
apoyada económicamente por el Club Alpino Italiano y por Folcon Doro D'Altan un adinerado
italiano que vivía en Buenos Aires.
Después de estudiar al Cerro
Torre, Bonatti y Mauri decidieron que la ruta más fácil debería ser por la cara oeste,
expuesta al viento pero factible de escalar en hielo. La cordada, más un pequeño grupo
de apoyo, voló a la Patagonia a fines del 57'. En pocos días hicieron la larga
aproximación a la cara oeste por el Hielo Continental y cavaron una confortable cueva de
hielo. Durante el siguiente mes fijaron 600 mts. de cuerda y llegaron al col entre el
Cerro Torre y el Cerro Adela. Luego el 2 de Febrero del 58' ascendieron por las cuerdas
fijas y escalaron otros 120 mts. más arriba del col.
Bonatti experimentó esta sección
como uno de los largos más difíciles que había escalado en toda su vida. Según sus
palabras "El hielo era muy vertical y en algunas partes hasta extraplomado".
La ruta se volvía muy difícil para ellos y todavía quedaban 600m hasta la cumbre, por
lo que descendieron al collado y desde allí al glaciar.
Con la esperanza de volver otro
año, nombraron al col como 'Col de la Esperanza'.
Días después harían una
travesía de norte a sur por el Cordón Adela, haciendo la primera ascensión de los
cerros Adela Norte, Central y Sur, y la segunda ascensión al los cerros Doblado y Grande.
Pero la montaña por la cual vinieron a la Patagonia no había sido escalada, según Bonatti, nunca lo sería.
Carlo Mauri describió así al Cerro Torre "La cima de la montaña parece un gigantesco cono que fue sobrellenado con helado y luego presionado hacia abajo haciendo que el helado se expanda más y más sobre los bordes del cono, pero en este proceso de expansión fue congelado para siempre. A medida que el viento oeste agrega más nieve a la estructura, esta comienza a torcerse por la fuerza y se vuelve un laberinto de hielo hacía arriba y abajo, hasta que la gravedad actúa y bloques de hielo del tamaño de casas se despedazan más abajo en las lisas paredes de la montaña".
Por el este y al mismo tiempo, se encontraba ya instalada en la zona la expedición liderada por Bruno Detassis. Esta estaba compuesta por Cesare Maestri, Catullo Detassis, Mario Stérnico, Luciano Eccher y el ítalo-argentino Cesarino Fava. Con presupuesto más ajustado, viajaron en barco a la argentina (no en avión como la otra expedición). Su campamento estaba cerca de la Laguna Torre. Apenas Detassis vio por primera vez al Cerro Torre lo declaró "montaña imposible", prohibiéndole a su equipo escalarlo, diciendo: "el Torre es imposible de escalar y no quiero que nadie arriesgue su vida en intentarlo" .
El único momento en que ambas expediciones se vieron fue cuando desde ambos lados y el mismo día escalaron el Cerro Adela. Maestri espió a Bonatti y Mauri cerca de la cumbre pero fue incapaz de alcanzarlos. Cuando llegó encontró marcas de orina en la nieve, tomando ésto como una ofensa personal.
Ambas expediciones vuelven a
Europa derrotadas. Para Maestri las cosas no quedarían allí; su historia con el Cerro
Torre recién comenzaba. En su libro autobiográfico "Arrampicare e il mio
mestiere" ( Trepar es mi oficio) narra este intento del 57'. Las palabras son
hermosas y muestran el conflicto que había generado en Maestri esta bellísima montaña.
El hombre vencido que se vuelve impotente sin poder actuar. El Cerro Torre y su ambición
de escalarlo.
Si antes que estas expediciones
intentaran escalarlo era considerado como inescalable, más lo fue cuando los mejores
escaladores del momento volvieron rechazados por ella. El nombre 'Cerro Torre' y el mito
de 'montaña imposible' corrían por todos los círculos de escaladores de Europa.
Comenzaba así la carrera para conquistarlo.
Pared Norte, Maestri - Egger o Egger - Maestri, 1959
Durante la expedición del 58' Maestri hizo un reconocimiento aéreo del Cerro Torre y vió que una ruta en la cara norte era posible y que el col entre éste y su aguja vecina, (posteriormente llamada Torre Egger en honor al austríaco que moriría en esta ascensión) ofrecía un buen lugar de partida para efectuar un ataque final a la cumbre. Maestri y Cesarino Fava se hicieron buenos amigos en esta expedición y acordaron volver la siguiente temporada.
Con grandes problemas y
esfuerzos económicos, Cesare Maestri vuelve a la Patagonia en la temporada 58-59'.
Al observar que la ruta elegida incluía mucha escalada en hielo, y que sus habilidades en
este terreno eran limitadas, comenzó la búsqueda de un tercero de cordada. Pronto lo
encontró en un joven y fuerte escalador austríaco llamado Toni Egger. Éste era el mejor
alpinista de su país en ese momento y un completo escalador con sobresaliente aptitud
para la escalada en hielo, habiendo realizado muchos y difíciles ascensos en los Alpes y
Perú. Hoy en día se dice que la tecnica de Toni estaba adelantada 10 años comparado con
los de su época.
Maestri y Egger se conocieron en un
refugio de Las Dolomitas, e inmediatamente se pusieron de acuerdo para organizar la
expedición a la Patagonia Argentina. Esta no empezó con mucha suerte. Tres días antes
de partir, Maestri chocó su auto ya vendido, perdiendo mucho dinero. También perdió una
contribución de la SNIA VISCOSA (industria de fibras) a manos de la segunda expedición
de Walter Bonatti al Cerro Torre, la cuál luego no iría. Y en Buenos Aires una carta de
la Embajada de Italia que pedía un avión para transportar la expedición, se extravió.
Ya en Argentina el dinero que le quedaba fue gastado en conseguir un camión que tardó
siete días en llegar a la estancia más cercana al cerro. Durante este viaje desapareció
uno de los zapatos especialmente confeccionados para esta escalada. Una vez en la zona, al
cruzar el río Fitz Roy casi pierde la vida al ser arrastrado por la corriente, como
Jacques Poincenot, y para completar, Egger estuvo inmovilizado una semana por una
infección en un pie, dejando a Fava, Maestri y al resto, los transportes.
Días más tarde montaron tres
campamentos, y Cesare y Cesarino lograron equipar 150 mts. de la pared. Cuando Toni
mejoró, él y Maestri trabajaron otra semana agregando cuerdas fijas hasta llegar al
nevé triangular característico de la pared este, a 400m del piso, donde instalaron un
depósito de víveres y equipo.
Hubo diez días de mal tiempo desde
entonces, y recién el 25 de enero pudieron retornar al campo III en la base de la pared.
Lo encuentran tapado de nieve, teniendo que cavar casi 15m de túnel para llegar al
depósito fuertemente aprovisionado con víveres, sogas y más de 100 clavos.
Después de la última tormenta,
el Cerro Torre estaba cubierto de nieve, pero el clima había mejorado y Maestri sentía
que el momento decisivo había llegado. Los planes de Toni eran hacer un asalto final con
comida suficiente para seis días aduciendo que sería más rápido y menos cansador. Así
convenció al resto de hacer un intento rápido desde el col.
El 28 de enero suben las cuerdas
fijas, sintiéndose tensos y nerviosos por la escalada que iban a acometer. Siguen por
anchas fisuras heladas expuestas a la caída de piedras, pero que permitía al trío
avanzar rápido con grampones y piquetas. Las fisuras terminan en la base del gigantesco
diedro de la cara este. Desde allí, y para alcanzar el col, comenzaron una larga
travesía sobre sistemas de rampas bajo el extraplomado pilar norte.
Maestri previamente lo había
bautizado como 'Col de la Conquista' porque según él "en la montaña no existe la
esperanza, solamente existe la voluntad de conquista, la esperanza es el arma de los
pobres" (se cree que esta frase la dijo en contrapartida del "Col de la
Esperanza" de la expedición de Bonatti del 58')
Ya allí, Fava decide bajar para
darles a los escaladores más fuertes mayores posibilidades de triunfar. Ayudado por
Maestri y Egger, Fava desescala la travesía y luego hace una larga serie de rapeles hasta
llegar al glaciar. Pasan una noche clara en el vivac. El día siguiente amanece perfecto,
Egger comienza a liderar los largos y Maestri lo sigue con la mochila más pesada. La
escalada se desarrolla sobre finas capas de hielo y nieve, de un metro de espesor y a
veces de tan solo 20cm.. Maestri relataba: "A cada paso toda la superficie de hielo a
mi alrededor hacía un ruido sordo y hueco, rompiéndose en grandes pedazos que caían al
vacío. Los tornillos de hielo entraban como en manteca y nos daban sólo una ilusión de
seguridad. En cada largo cavábamos una pequeña plataforma para llegar a la piedra en
donde no encontrábamos ningún rastro de fisura, entonces debíamos hacer huecos para
clavos de expansión, y cada hueco necesitaba 500 martillazos para ser realizado".
Continúan 12 horas más, en las
cuales según Maestri "sus vidas no valen nada", avanzando 300m en una
pared de 50 a 60 grados de inclinación. Al final del día alcanzan una zona en la cual el
hielo es de mayor espesor y consistencia, sintiéndose más seguros. En una terraza de
nieve cavan e instalan el vivac.
Al tercer día el clima sigue bueno
y Egger continúa liderando. Escalan mayormente por chimeneas de hielo protegidas del
viento utilizando todas las técnicas sobre hielo que conocen, e inventando otras como
cuando Maestri debió cavar un túnel en el hielo para evitar un extraplomo.
Cuando la pared norte se volvió
muy vertical, la cordada traveseó hacia el filo noroeste. Este día trepan 250m y
vivaquean en una cómoda terraza de nieve sin necesidad de encordarse. La cima se
encontraba a solo 150m.
La mañana del 31 amaneció con
viento fuerte y cálido. El barómetro de Maestri indicó que la presión había bajado
abruptamente por lo que una tormenta se avecinaba. Allí comenzó una carrera contra el
tiempo. Se alternan la punta mientras el viento sopla cada vez más fuerte. Maestri escala
los últimos metros casi horizontales, luchando contra las ráfagas. Llegan a la cumbre
exhaustos, comen, toman fotografías y dejan escritos sus nombres dentro de una lata que
entierran en la nieve. Maestri relata: "he soñado mil veces con esta cumbre, pero
ahora permanezco indiferente, embrutecido por el cansancio y con los nervios crispados.
Desescalo esta cumbre sin ningún sentimiento de emoción y sin el menor rastro de
disgusto o miedo".
A las 16 hs. comienzan a rapelar en un vendaval caliente que provoca avalanchas por todas partes. En tres rapeles regresan al último vivac. El ruido del viento era ensordecedor y Toni repetía a cada momento "espero no muramos de la muerte blanca". A la mañana mojados y fatigados continúan el descenso. Para hacerlo utilizan la técnica que consiste en bajar al primero y que luego rapele el segundo. Se descuelgan de hongos de hielo que ellos cavan y luego, cuando se acaba el hielo, deben poner dos pitones de expansión en el duro granito por cada relevo. Pondrían más de una docena en todo su largo descenso.
En un momento se equivocan de
canaleta y continúan bajando directamente por la pared norte. Bombardeados por pedazos de
hielo y azotados por el viento, luego de once rapeles, instalan tras un montículo de
nieve su quinto vivac en plena pared. Recién al atardecer del día siguiente terminan de
descender la cara norte y se unen con su línea de ascenso más o menos a la mitad de la
gran travesía entre el gran diedro este y el col. Ya un poco más protegidos del viento y
a tán solo 100 metros de las cuerdas fijas, Cesare encuentra una pequeña terraza y trata
de convencer a Toni de pasar la noche allí. Egger sentía que el lugar era muy expuesto e
insistió en que Maestri lo bajara para buscar un vivac mejor. Mientras lo hacían, una
avalancha gigante, "como un soplo de muerte", arrastra a Toni quien trata
de volver al relevo, pero los bloques cortan la cuerda y desaparece en el vacío para
siempre.
Sin equipo de vivac, que también
fue arrastrado por la avalancha, Maestri pasó otra noche más vivaqueando a
"pelo". Al amanecer continúa bajando con los restos de cuerda que quedaron "como
un hombre condenado. Quién indiferente a la vida o a la muerte va a ser ejecutado".
Cerca ya del glaciar, se resbala y cae los últimos metros hasta el suelo, pero es
amortiguado por la gran cantidad de nieve fresca acumulada y logra salvarse. No recuerda
nada desde este momento.
Cesarino Fava abandona el campo III rumbo al II y encuentra a Maestri en la tarde del 3 de
febrero tirado en la nieve, a 300m del campamento, delirante y al límite gritando
"Toni, Toni!!!".
Maestri logra salvarse, vuelve a
Italia y es reconocido como un héroe nacional. Según él, la empresa al Cerro Torre no
fue una escalada sino un "juego con la vida".
Esta ascensión fue considerada por
Lionel Terray ( primer escalador junto a Guido Magnone del Cerro Fitz Roy) como "la
más grande hazaña de escalada de todos los tiempos". La escalada del 59' fue
detallada en un completo reporte expedicionario, incluyendo una descripción técnica de
la ruta y varios artículos en revistas.
En 1976, una expedición americana
a la Torre Egger, liderada por Jim Donini, encuentra parte del cuerpo de Toni Egger, pero
no la cámara de fotos (con tomas de la cumbre) que según Maestri llevaba Toni al ser
arrastrado por la avalancha.
De ser cierta esta escalada se consideraria como la primera ascensión mundial de una
pared GRADO VII.
Filo Sudeste, Primeros intentos
El espolón sudeste del Cerro
Torre fue intentado infructuosamente por japoneses (1968/69); españoles (1970) y
especialmente por ingleses en la temporada de diciembre de 1967 a enero de 1968.
Peter Crew, Martin Boysen, Mick
Burke y Dougal Haston arribaron desde Inglaterra para intentar el filo sudeste. A ellos se
los unió el argentino José Luis Fonrouge, experimentado escalador patagónico, que
también quería probar suerte en la montaña.
Una vez en la zona el equipo pasó
un mes porteando material a una cueva de hielo cerca de la base de la pared. Durante tres
calurosos días de buen clima a finales de diciembre los escaladores fijaron 600m. de
cuerda en la rampa de nieve y hielo que conduce al col. El clima continuaba bueno y el
tres de enero Fonrouge y Crew escalaron varios largos difíciles sobre el col y fijaron
240m. de cuerda. En los días siguientes cambió el grupo de trabajo y esta vez Burke,
Boysen y Haston lideraban los largos. La escalada incrementó en dificultad, incluyendo
escalada artificial y emplazamientos de hooks. El cinco de enero Burke y Haston pasaron
toda la jornada escalando solamente dos largos.
Mientras más alto subían se encontraban con más granito blanco, sin fisuras y difícil de taladrar para colocar buriles. Crew comentaba "nuestro plan original era escalar el headwall final directamente hacia la cima pero era obvio que eso nos llevaría mucho tiempo; no había líneas de fisuras y podría ser escalado únicamente con difíciles técnicas de artificial". Los ingleses pensaron entonces escalar el filo sudeste hasta un punto en donde las rampas de nieve les permitieran travesear sobre la cara sur hacia la oeste y así evitar la pared del "headwall". Una vez en la cara oeste seguirían por canaletas de hielo y nieve hasta la cumbre. La expedición se encontró en un serio problema cuando llegaron a verticales paredes del filo sudeste que se interponían con las rampas de nieve. Terreno fácil distaba de ellos solo 20m. pero las placas de roca eran muy lisas y después de pasar siete horas intentando cruzarlas, Boysen y Haston decidieron bajar a buscar más bolts. En ese momento el clima cambió y los escaladores pasaron 35 días en el campamento base.
Cuando volvieron a la montaña, encontraron que sus cuerdas fijas estaban severamente dañadas, incluso cortadas y no pudieron encontrar la cueva de hielo que tenían en el hombro porque estaba sepultada por nieve, perdiendo así gran parte de su equipo. La expedición conoció así un abrupto fin, quedando en su mejor intento a 300m. de la cima. Tal vez hubieran tenido éxito si en su anterior intento no se les hubiese caído el equipo espiteador y si también hubiesen seguido la táctica de Fonrouge que consistía en un intento más alpino en vez de acechar la ruta con cuerdas fijas. Los ingleses hicieron un detallado informe de este intento para posteriores expediciones.
Los Lequeses, 1969
Los "Lequéses" guiados por Carlo Mauri volvieron en diciembre del 1969 a intentar el Cerro Torre repitiendo los pasos de 1957 sobre la cara oeste. El grupo estaba formado por: Carlo Mauri, Piero Rava, Casimiro Ferrari, Roberto Chiappa, Giusseppe Cima, Gianfelice Roca, Giani Stefanon, Gianluigi Lanfranchi y Pier Lorenzo Acquiestapace. Estos fijan cuerdas en la pared de hielo y antes de abandonar, el 26 de enero de 1970 Ferrari y Rava llegan a 200m. de la cumbre.
Mauri vuelve a Italia y enciende las dudas sobre la ascensión del 59' en un artículo que escribió para la revista "Corriere", en donde se refiere al Cerro Torre como inescalado. Allí dice: "el montañista que se logre fotografiar en las formaciones de hielo-crema de la cumbre, será capaz de reclamar verdaderamente que ha ido más allá de los límites de lo extremadamente difícil".
Vía del Compresor, 1970
Poco después de que Carlo Mauri
volviera de su segunda expedición al Cerro Torre sin éxito, Maestri, harto de las
críticas, organiza otra expedición a la Patagonia dirigida por él. Cuando le
preguntaron porqué volvía, él respondió que si todos tenían dudas de su ascensión en
1959, no hacer nada al respecto les daría la razón, pero volver a subirlo demostraría
que su anterior escalada fue cierta.
Así surge la expedición Campiglio
70' con el fin de escalar el cerro por la arista sudeste y en invierno. De esta toman
parte: Cesare Maestri, Carlo Claus, Ezio Alimonta, Pietro Vidi, Renato Valentini y
Cesarino Fava, compañero de Maestri en la anterior expedición.
Una de las causas por las que
abandonaron los ingleses que intentaron el espolón sudeste en 1968 fue la pérdida de
tiempo en la postura de buriles. Maestri tuvo la misma experiencia en la pared norte y,
viendo que la nueva ruta incluiría muchos emplazamientos de clavos de expansión
concluyó que necesitaba una ayuda extra. Nace así la idea del compresor de aire para
acelerar la perforación. Este archicuestionado medio tecnológico fue provisto por la
empresa ATLAS COPCO. Diseñado expresamente para esta escalada, le permitía hacer una
perforación en la roca cada 20 segundos. Pero el bastidor y compresor pesaban 70kg, más
dos pistolas perforadoras, piezas de recambio, la manguera para el aire, las cuerdas y el
malacate para izarlo, todo reunia alrededor de 180kg. ATLAS COPCO esponzorizó la
expedición con grandes cantidades de dinero. Ya que con mayor controversia obtendria
mayor publicidad.
En mayo de 1970 llegan a la Patagonia en pleno invierno y se enfrentan con toda su crudeza. Soportaron fuertes vientos, les nevó casi todos los días y en algunas oportunidades las temperaturas fueron de entre -20 y -25 C. De los 54 días que estuvieron en la zona sólo seis fueron buenos. Pasaron 28 noches en hamacas y vivacs con clima regular o malo. Durante su estancia nevó un total de 18m.
Un helicóptero provisto por la
empresa petrolera Agip Petroli colocó un refugio en medio del glaciar Torre. La llamaban "la
casota". Con el tiempo y las nevadas quedo bajo varios metros de nieve. Por esos
días los víveres escasean y los escaladores estaban muy fatigados. Alimonta y Valentini
deciden abandonar la expedición para que haya más provisiones para el resto. Pero el 9
de Julio se acaban las reservas de gas y deben abandonar indefectiblemente.
En vez de volver a Europa esperan
el verano en una población cercana. Maestri reorganizó la expedición y vuelve en el
verano austral a la cabaña al pie del Cerro Torre. Además de Cesare Maestri, el grupo
estaba formado por: Ezio Alimonta, Carlo Claus, Daniele Angeli, Carlo Baldessari, Juan
Pedro Spikerman y Fausto Darozzi.
El clima es favorable y comienzan
la tediosa tarea de extraer las cuerdas fijas incrustadas en el hielo que pudieran ser
usadas. En tres semanas alcanzan su punto anterior más alto. A pesar de que hace tres
meses que el compresor estaba a la intemperie y sin funcionar, arranca en el primer
intento. La escalada continúa y es favorecida por el clima estable. Los buenos ánimos
reinaban en el grupo y dejaban lugar a bromas como la de Carlo Claus, quien sin ser visto
por Maestri y Alimonta, se sube al compresor y es izado junto con la máquina hasta el
relevo donde se encontraban ellos.
El primero de diciembre llegan a la
base del Headwall, pero se dan cuenta de que han olvidado los clavos para fisuras en la
base, lejos de volverse atrás, taladran una escalera de buriles de casi 200m. de los
cuales varios podrían haberse escalado con clavos comunes. A las once de la noche tan
solo faltan 50m para terminar y deciden pasar la noche colgados de los estribos. El dos de
diciembre el clima tiende a deteriorarse. En el último largo, Maestri desde el relevo
prohibe a sus compañeros subir, ya que sentía que no merecían llegar a la cumbre porque
él había liderado todos los largos. Pero no escaló el hongo final y no llegó a la
verdadera cumbre, porque según él no era parte de la montaña. Se volará uno de estos
días, decía. En el descenso Maestri destruyó los clavos a presión del último largo y
dejó el compresor colgando como muestra de su ascensión.
Maestri vuelve a Italia en donde los periódicos habían seguido día a día su escalada al Cerro Torre. Fue super criticado por sus métodos de ascensión y por usar 350 buriles, tantos como ningún otro escalador había usado nunca en ninguna otra montaña del mundo. Con esta escalada, Maestri quería demostrar la veracidad de su anterior ascensión pero paradójicamente creó más dudas. Si necesitó cientos de buriles y meses para escalar el filo sudeste. ¿Cómo antes pudo tener éxito en la más técnica y compleja pared norte, burilando a mano, y en solo tres días y medio?.
Maestri con su ruta del compresor dejó una vía relativamente 'fácil' de escalar en comparación con las otras vias y es por la cuál se realizan la mayoría de las ascensiones. De no existir, escalar el Cerro Torre seguiría siendo un reto muy difícil a nivel mundial, reservado solo a la elite de los más fuertes y decididos escaladores, cosa que esta magnífica, bella e imponente montaña merece.
Para todos los escaladores la 'cumbre' es el punto más alto de una montaña Sin embargo esto no parece suceder con el Cerro Torre ya que en las últimas ascensiones muchos han terminado la vía sin escalar el hongo final, y luego manifiestan haber subido el cerro. Este tipo de comentarios es muy común en Patagonia y plantean una situación ilógica. Acaso la cumbre ya no es el punto más alto de una montaña?. Creemos que hablar de la 'cumbre' es muy simple: o fue alcanzada o no.
Vía Ragni a la pared oeste del Cerro Torre, 1974
Después de los intentos pared de 1958 y 70', un tercer equipo de italianos, el grupo "Las Arañas del Lecco" liderados por Casimiro Ferrari volvería a intentar la misma ruta en 1973 para celebrar el centenario de este grupo. Con doce escaladores: Casimiro Ferrari (jefe expedición), Gigi Alippi, Giuseppe Lanfranconi, Pierlorenzo Acquistapace, Angelo Zoia, Giuseppe Negri, Ernesto Panzeri, Claudio Corti, Mario Conti, Danielle Chiappa, Sandro Liati (doctor) y Mimmo Lanzetta (fotógrafo).
Durante un mes transportaron
muchísimo material desde la estancia Río Túnel hasta el campamento base en el 'Filo
Rojo' en el Hielo Continental. El 24 de diciembre comienzan a escalar. Mientras un equipo
lideraba, el resto colocaba cuerdas fijas, largas estacas de hielo y escaleras de aluminio
en las partes más difíciles.
Después de tres días de intensa
labor alcanzan 'El Elmo' (notoria formación gigante de hielo, a 450m. de la cumbre) donde
establecen el campamento mas alto. Todo estaba listo para el asalto final, pero lo más
importante, el buen clima, les era negado. En las siguientes tres semanas el tiempo fue
malo y la moral caía como la nieve que sepultaba el campamento en la cima del Elmo.
También las provisiones escaseaban por lo que varios escaladores debieron irse para dejar
más alimento a los otros.
El seis de enero de 1974 una
mañana calma les permitió alcanzar por primera vez la parte final de la pared y fijar
cuerdas hasta 200m de la cima. Hicieron buenos progresos ese día y lograron pasar el
punto más alto alcanzado por la expedición del 70. Estaban muy cerca de la cima pero el
clima empeoró de nuevo y los acorraló una semana más en 'El Elmo'.
Cuando llegó el 12 de enero solo
tenían provisiones para un día. El 13 el clima mejoró lo suficiente como para poder
escalar, pero era ventoso y nubes tapaban al Cerro Torre dejándoles apenas ver por donde
seguirían.
Por una chimena helada superaron el
'gran diedro' de más de 100m que los dejó en la base de las antecimas. Luego llegaron al
pie del hongo somital, estaban a solo 30m de la cumbre pero arriba de ellos el terreno era
extraplomado. Entre canaletas y hongos de nieve, Casimiro Ferrari, Daniele Chiappa, Mario
Conti y Guissepe Negri llegaron a la cumbre a las 5:45 del 13 de enero. En la espaciosa
área de nieve dejaron una bandera y un sweater con el emblema de las 'Arañas Del Lecco',
relleno de clavos y estribos que no usarían.
Comenzaron a rapelar justo al
anochecer con el amenazante mal clima y algunos síntomas de congelamiento. En tres días
llegaron al glaciar y se reunieron con el resto del grupo.
Muchos escaladores consideran a
esta como la primera ascensión real del Cerro Torre. Dificultad: (1200m., VI, A2, WI 6,
95º).
Primeras 10 ascenciones al Cerro Torre
Aquí puede haber algo de controversia por lo tanto se deja a elección del lector el
considerar a la ascensión de Maestri-Egger como la primera ascensión. En esta lista no
se considera a la incursión de Maestri-Claus-Alimonta como la segunda ascensión por no
subir el hongo.
1 | 31 de enero de 1959 | Cesare Maestri y Toni Egger | Pared norte |
2 | 13 de enero de 1974 | Ferrari, Conti, Chiapa y Negri | Vía Ragni |
3 | 15 de enero 1977 | John Bragg, Jay Wilson y Dave Carman | Vía Ragni |
4 | 4 de enero de 1979 | Jim Bridwell y Steve Brewer | Vía del Compresor |
5 | 25 de noviembre de 1983 | Ermanno Salvaterra y Mauricio Giarolli | Vía del Compresor |
6 | 27 de diciembre de 1983 | Daniel Anker y Thomás Wuschner | Vía del Compresor |
7 | 14 de diciembre de 1984 | Elio Orlandi y Livio Rigotti | Vía del Compresor |
8 | 23 de enero de 1985 | Alan Kearney y Beda Fuster | Vía del Compresor |
9 | 23 de enero de 1985 | Hans Barnthaler y Manfred Lorenz | Vía del Compresor |
10 | 30 de enero de 1985 | Karl Schrag y Harmut Munchenbach | Vía del Compresor |